sábado, 29 de noviembre de 2008

Carta a Marta


Hoy es el cumpleaños de mi pequeñita, de Marta Yuan, ha cumplido 5 preciosos años, y como cada cumpleaños de mis hijas es un día lleno de nostalgias y recuerdos. Hoy he vuelto a encontrarme con esta carta, la escribí un día para ella, un dia en que los dedos y mis pensamientos se cogieron de la mano y fluyeron solos. Y así salió esta Carta para Marta.

"La cara de mi hija... Cuando miro la cara de mi hija veo China... Por aquí anda ella, dos añitos locos, la inquietud con piernecitas, la ves y no la ves, tan rápido vuela por la habitación, ni se ven sus minúsculos pies. Mi hija tiene en su cara mucho, en sus gestos, en su risa, en su llanto, veo China. Veo una cara redonda como la luna llena, unos pequeños ojos con toda la chispa de la vida en ellos, unos labios como dibujados en su blanca ysonrosada cara.

Cuando trota como un potrillo a mi alrededor su negro pelo se mueve al aire, tiene un pelo fuerte, recio, con cuerpo, se mueve ahuecado con sus saltos y sus carreritas. Toda ella se mueve. Yuan no se está quieta, no puede, tiene mucho que ver y que tocar, mucho que explorar y que descubrir, tiene que correr, tiene que cundirle la vida. Todo lo quiere coger con sus pequeñas manos de dedos gorditos... en septiembre empezará el colegio... y yo me pregunto que cómo esas manos podrán ser de un escolar, cómo podrán coger un lápiz de cera, si son manos de bebé. Sus dedos son redonditos, toda ella es redondita... le llamamos en casa "bolita", sus antebrazos, sus muslitos, su barriguita... su cara... redonda como la luna llena. Redonda como un cascabel, y cuando corre rie y grita, y suena como un cascabel, como montones de cascabeles de cristal.

Ella es la alegría en forma de niña de dos años, es también puro temperamento. Si se rie es la más alegre, y si llora es la persona más triste, es la niña que más profundamente se enfada, la que disfruta más con la comida, la que tiene más miedo ante los "monstruos" y a la vez la más valiente para ir a tirarle de las orejas. La que más quiere a mi perro Casper, la que más lo abraza y la que más lo fastidia. Marta no puede pasar desapercibida, nunca. Vive todo con tal intensidad que lo irradia a su alrededor, que lo contagia a quien se le acerca.

En la cara de mi hija está China. En su rostro redondo veo las montañas de Fujian, veo plantaciones de té, veo rasgos como los suyos coronados de redondos sombreros de paja, puedo verla allí, en una aldea, jugando en una calle de tierra, mirándolo todo con sus pequeños ojos llenos de vida. Puedo verla allí, no me cuesta ningún trabajo imaginarla. Mirándola puedo adivinar rasgos compartidos por personas que viven allí, sus orejitas, sus pies... Todos tenemos las orejas igual que papá, o que mamá, y lo pies... mi hermana y yo tenemos los pies iguales. En las montañas de Fujian al menos habrá otro niño o niña que tenga los pies de mi hija, habrá algún hombre o alguna mujer con las orejas de mi hija... No me cuesta imaginar esos rasgos en el corazón de China.

Ella tiene una hermosa cara redonda, blanca como la luna, y en sus ojos veo el campo de China, ella es campesina, sus ojos son campesinos, su nombre es campesino, ese es su origen, eso vieron cuando la encontraron y le pusieron su nombre, eso es lo que transmite...

No sé como se puede adorar tanto a una criatura... a unas criaturas... ellas son mi vida entera.

Para mi hija Marta Yuan, con todo el amor de su madre.

Mis dos hijas son mi vida entera, son el aire que respiro, sin ellas no sé qué hubiera sido de mí. Hoy he hablado de Marta, mi bomboncito oriental, hoy simplemente le ha tocado a ella. Quizá otro dia le toque a María, mi pequeño Gran Río... con toda su fuerza y a la vez con toda la serenidad en su hermoso rostro, perla del Mar del Sur de China."

jueves, 27 de noviembre de 2008

Querido Papá Noel



PARA LAS QUE YA SON MAMA,

PARA LAS QUE SE LO PLANTEAN,

PARA LAS QUE NO SE LO PLANTEAN,

PARA TODAS...

Querido Papá Noel:

Te escribo esta carta con un lápiz rojo de mi hijo, en el dorso de un recibo, sentada al lado de la lavadora entre un lavado y otro, y quien sabe cuando volveré a tener un poco de tiempo libre en los próximos 18 años. He sido una buena madre durante todo el año. He alimentado, lavado y cuidado a mis hijos cada vez que lo han necesitado. He visitado al pediatra muchas más veces de lo que he visitado a mi propio médico. He vendido sesenta y dos cajas de barritas de chocolate para lograr el dinero para plantar un árbol que dé sombra en el patio de la escuela. Pensaba que quizás, visto que no te he pedido nunca nada, esta Navidad podrías traerme algunas cositas. Aquí tienes mis
deseos:

Me gustarían un par de piernas nuevas que no dolieran (cualquier color va bien menos el morado, de esas ya tengo) y unos brazos que no dolieran y fueran lo suficientemente fuertes como para apartar a mi hijo del estante de las golosinas, mientras hace una rabieta en medio del supermercado.

También quisiera una cintura, ya que en algún lado perdí la que tenía, hacia el séptimo mes de mi último embarazo.

También me gustarían unas ventanas resistentes a las huellas, una emisora de radio que sólo ponga música para adultos, una televisión que no contenga solo programas de animales que hablan, y un rinconcito secreto detrás de la nevera donde poderme esconder para hablar por teléfono.


En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que hable y diga, 'Sí, Mamá' para ayudarme en mi autoestima como madre, junto con dos niños que no peleen, y tres pares de vaqueros que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza.

También me gustaría una grabación de monjes tibetanos cantando 'No comer en la sala' y 'Quítale las manos de encima a tu hermano' ya que mi voz parece estar fuera del alcance auditivo de mis hijos y puede ser escuchada solo por el perro.

Sería maravilloso si hicieras que mis hijos ayudaran en casa sin necesidad de pedir dinero a cambio.

Si fuera tarde para encontrar todo esto, quisiera al menos el tiempo suficiente para cepillarme los dientes y peinarme (todo en la misma mañana), o el lujo de sentarme y comer la comida caliente, no a temperatura ambiente, sin que tenga que comerla del mismo Tupperware.

Seria demasiado pedir que pudiéramos llamar 'verduras' a la salsa de tomate? Me ayudaría a tener la conciencia en paz.

Bueno, Papá Noel, la alarma de la secadora me indica que ha terminado su ciclo y mi hijo se ha dado cuenta que estoy aquí encerrada. Creo que quiere que le devuelva su lápiz. Que tengas un buen viaje y recuerda sacarte tus húmedas botas antes de entrar.

Puedes comerte las galletas que te dejamos en la mesa, pero cuidado con echar migas a la alfombra.

Con cariño... MAMA!!

P.S. Ah!... otra cosa, puedes anular todos mis deseos con tal de que hagas que mis hijos crezcan felices, sanos y se conviertan en personas de bien.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Hacía dos días que nos conocíamos


Los recuerdos me tienen en una nube, ayer empezamos con el recuerdo de ese día hace 4 años cuando vimos su foto, y se avecinan más días
especiales: la asignación de María fue también por estas fechas, el cumple de Marta, el encuentro con la peque y en Enero el encuentro con la mayor.

Ando por aquí viendo fotos de mis niñas y me he encontrado esta de Marta.
La hicimos el segundo día de conocernos, en el autobús que nos llevaba o nos traía a alguno de esos líos que teníamos de Registro Civil o similar...
Marta siempre en mis brazos... y fue un momento de complicidad entre las dos muy especial, creo que fue su primera sonrisa hacia mí, me miraba a los ojos y me sonrió muy serena.

Sin embargo, aunque la foto nos lleve a engaño, Marta sufrió mucho en su adaptación, venía de los brazos de una cuidadora casi en exclusiva para ella, alguien que le había dado mucho cariño. Marta es una niña especialmente desconfiada, le cuesta aceptar a extraños, no se abre a la gente hasta que la conoce. Estuvo llorando los 18 días que estuvimos en China, a todas horas, por la noche se dormía sentada en la cuna llorando, hasta que se caía hacia un lado, y cuando su padre y yo ya habíamos caído dormidos y agotados... nos dormíamos con ella llorando al lado de nuestros oídos, no podíamos más.

Marta tardó casi 3 meses en echar su cabecita en mi hombro, nunca permitió que le diéramos un biberón en brazos o que la durmiéramos meciéndola. No quería contacto físico, pero sí visual, no permitía que yo desapareciera de su ángulo de visión, no quería verse otra vez separada de esa persona que la cuidaba y abrazaba. Hasta que no pasó bastante tiempo no llegué a comprender realmente el sufrimiento de mi hija, quizá porque al principio mi propio sufrimiento no me permitía ver con claridad las cosas, y quizá porque las cosas se ven con más nitidez con el paso del tiempo, cuando se pueden ver desde lejos, de forma más objetiva.

Marta hoy en día es mimosa, dulce como un bombón, graciosa que te mueres de la risa con su forma de hablar y gesticular... pero algo sigue sin cambiar, no la pongas delante de un desconocido, porque entonces no conseguiremos que salga de detrás de mis piernas.

martes, 18 de noviembre de 2008

Cuatro años desde que vi su carita



Por poco lo olvido, hoy 18 de Noviembre de 2008 hace 4 años que vimos por primera vez la carita de mi peque Marta Yuan.
Guauuuu! 4 años…. ¡Pero si es mi peque!!! Y dentro de nada cumplirá los 5.
Después de comer reciibimos la llamada de ACI para que fuéramos a firmar la asignación y conocer por fin a nuestra segunda hija, nos dieron cita a las 7… jajaja… cita!!! A las 3 y media íbamos en le coche caminito de Marta ¿Cómo íbamos a esperar hasta las 7??? Nos encontramos con un bomboncito de 11 meses nacida en Fujian que desde su foto de asignación nos miraba con una expresión viva en su hermosa cara redonda… y con unos pelosssssssss…. Jajajaja…. Eso fue lo primero que dije de ella… Pero qué pelos…. Y luego era lo que todos iban diciendo cuando la veían. No hace falta decir que a nada más llegar a Fuzhou la pelamos al 1 ;-)
Besos emocionados (hoy creo que me la comeré a besos, tenemos mucho de qué hablar….)
Paqui

lunes, 17 de noviembre de 2008

Hoy toca un recuerdo a las madres de China



"Nada de China nos será nunca ajeno. Todo lo que hace referencia al país donde nacieron nuestras hijas capta nuestra atención ...

...En China se producen al año un millón y medio de intentos de suicidio en mujeres, de los cuales ciento cincuenta mil se consuman. Cada cuatro minutos una mujer en China se quita la vida. Pone fin al sufrimiento que puede representar un matrimonio concertado, la convivencia con suegros, tios y cuñados, las presiones para enjendrar un varón, la vida de trabajo duro en un entorno infeliz del que no se puede escapar. La historia de sufrimiento de todas esta mujeres está muy relacionada con nuestras vidas y de ningún modo podemos ser indiferentes e insensibles a lo que actualmente les pasa. Nuestras hijas proceden de zonas rurales muy deprimidas donde las peores tradiciones hacen de miles de jóvenes sin suerte seres que diariariamente se van ahogando en la desesperación y que no encuentran otra salida que poner fin al sufrimiento mediante el suicidio. El entorno donde nuestra hijas vieron la luz es el que se cuenta en este artículo y las familias biológicas de nuestras hijas podrían ser parecidas a estas. Nunca nuestro agradecimiento será suficiente a esas mujeres que dieron a luz a nuestras hijas y que les dieron la oportunidad de tener otra vida. Nunca sabremos las circunstancias exactas que llevaron a las madres biológicas de nuestras hijas a pensar que la salida para ellas era la adopción, pero lo que está claro es que pensamos en ellas y que al igual que ellas no olvidarán a esas hijas de las que no pudieron cuidar , nosotros no olvidaremos ese doloroso acto de amor y generosidad que hicieron.
Publicado por José Luis en
martes, junio 20, 2006"

sábado, 15 de noviembre de 2008

Un vacío en mi corazón

Hoy estoy triste...

En realidad llevo varios días mal. Varias circunstancias a mi alrededor (nuevos procesos de compañeras, problemas de otras en sus caminos hacia sus hijos) me han hecho recaer en la tristeza que ya creía adormilada.

Hace ya tres años empezó a cuajar en mí el deseo de un nuevo hijo, algo indescriptible, pero tan real como el hambre o la sed. A mi marido parece que le pasaba algo similar, y tras mucho meditarlo, unos meses después, iniciamos nuestra terdera adopción.

Han pasado tres años desde entonces, y muchas cosas han cambiado. China parece algo inalcanzable, mi sueño del pasaje verde no ha sido compartido, y la que iba a ser nuestra pequeña Lucía ha dejado de existir, ha dejado de nombrarse en casa, desapareció.... Pero de mi corazón no, nunca. Siempre llevaré a mi pequeño sueño dentro de mí, había un trocito de mi corazón reservado para ella y se me ha quedado vacío, y sólo lo puedo llenar con el recuerdo de ese sueño.

Lo he pasado muy mal, sin apenas compartirlo, he llorado a escondidas, no he encontrado oídos que me quisieran escuchar. Pero las heridas cicatrizan, las manos se encallecen, la piel se impermeabiliza, y una empieza a vivir mirando las cosas desde fuera. Tengo dos hijas que son mis amores, mis tesoros, mi vida entera, ellas dan sentido a mi existencia, lo son todo.

Pero.... ay, mi pequeña Lucía, te sentí tanto, noté como tirabas de tu hilo rojo, con tus tirones me hiciste mirar de nuevo hacia China. Y ahora he tenido que soltar el extremo de tu hilo, no me dejan seguir agarrada a él. La leyenda del hilo rojo ha dejado de tener sentido para mí.

Te siento como una madre que ha perdido a un hijo que empezaba a existir, eras ya mi embrioncito... y volaste. Ojalá ya haya otros padres ilusionados tirando fuerte de ese hilo que yo no pude sujetar.

Nunca podré olvidarte. Exististe en mí, mi cielo.

sábado, 4 de octubre de 2008

Noticias de Phillip

Hace unos días recibí un nuevo informe de Guo Phillip. El pequeño Phillip es mi ahijado, lo he amadrinado a través de Grace & Hope y ahí está, todo hermosote con su familia de acogida.

Mi pequeñín tiene 5 meses, y nació con labio leporino. Estaba en el orfanato de mi hija mayor, en Hepu, pero gracias a G&H pasó pronto a una familia de acogida, lo que traerá para él muchos beneficios para su salud y desarrollo en todos los ámbitos, incluído el afectivo. Lo veo bien grandote en las últimas fotos, y espero que muy pronto puedan operar su boquita y pueda empezar a esperar a una familia que lo adore toda su vida.

Bueno, hoy estoy un poco cansada... Me prometo a mí misma ir contando más cositas...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Para mis niñas


Hay cosas en la vida difíciles de describir, sentimientos, emociones que no se pueden expresar en toda su magnitud. Y sin embargo a veces sentimos la necesidad imperiosa de transmitir a los demás lo que sentimos, y no sabemos cómo… no hay palabras de las dimensiones que necesitamos para relatar lo que ocurre dentro de nuestro corazón.
Y eso es lo que ocurre cuando quiero hablar de mis hijas, de lo que son para mí, de lo que suponen en mi vida.
Creo que no hay un solo día en el que no me emocione viéndolas dormir. Antes de irme a dormir no puedo evitar entrar en sus habitaciones y mirarlas… Me parecen las niñas más hermosas del mundo, transmiten serenidad, paz, belleza, ternura, y me resulta imposible no abrazarlas, besar sus mejillas, acariciar su pelo. Es en esos momentos cuando siento esas intensas sensaciones que no se pueden expresar.
Mi corazón se hincha de felicidad, mis ojos se nublan de lágrimas, y me siento profundamente agradecida a la vida, porque ésta, a pesar de sus maldades, me ha ofrecido la felicidad con estas dos hijas.
A veces pienso que qué habré hecho yo en esta vida para merecerme estos dos regalos. Mis hijas son dos regalos de la vida, dos milagros. Llegaron a mí… y me pregunto qué cuántas vueltas ha tenido que dar el mundo para que nos podamos encontrar.
Acaricio sus pieles de seda, miro sus ojos rasgados, y pienso que cómo es posible que tantos elementos se hayan confabulado para que nos hayamos encontrado… a pesar del tiempo, de la distancia… el hilo rojo que nos unía terminó uniendo sus cabos.
Son pocos los años que llevan con nosotros, pero podría jurar que llevan toda mi vida. Y es que no concibo la vida sin ellas. ¿Cómo podía vivir antes? Y sí, vivía, sé que vivía. Pero una vez que llegaron a mi lado todo lo anterior se emborronó como en un sueño. Ellas son el pasado, el presente y el futuro, mi vida es para ellas, el mundo gira para ellas.
¡Y cuántas mañanas después de dejarlas en el colegio me marcho con las lágrimas saltadas y con el corazón pletórico de felicidad! Es algo también indescriptible: las veo entrar en el patio del colegio, con sus babis fruncidos parecen dos pastelitos, recién peinadas, con su piel brillante a la luz de la mañana, con sus pasitos cortos y elegantes, cuando llegan a la puerta del fondo se vuelven y me lanzan un beso con las manos. A veces María se vuelve y me grita: Mamaaaá, te quieeeroooo. Y entonces yo miro a mi alrededor para ver si alguien más ha visto el tesoro de hijas que tengo.
Me transmiten todo el amor del mundo, más del que les cabe en sus cuerpitos pequeños. Nunca me falta un beso, un abrazo, un te quiero. Nunca pensé que ser madre fuera algo tan gratificante, tan glorioso, tan hermoso. Y es que como tantas cosas en esta vida hasta que no se viven no se pueden sentir en toda su plenitud.
Para mis hijas con todo el amor del mundo, todo mi amor para ellas.