miércoles, 19 de noviembre de 2008

Hacía dos días que nos conocíamos


Los recuerdos me tienen en una nube, ayer empezamos con el recuerdo de ese día hace 4 años cuando vimos su foto, y se avecinan más días
especiales: la asignación de María fue también por estas fechas, el cumple de Marta, el encuentro con la peque y en Enero el encuentro con la mayor.

Ando por aquí viendo fotos de mis niñas y me he encontrado esta de Marta.
La hicimos el segundo día de conocernos, en el autobús que nos llevaba o nos traía a alguno de esos líos que teníamos de Registro Civil o similar...
Marta siempre en mis brazos... y fue un momento de complicidad entre las dos muy especial, creo que fue su primera sonrisa hacia mí, me miraba a los ojos y me sonrió muy serena.

Sin embargo, aunque la foto nos lleve a engaño, Marta sufrió mucho en su adaptación, venía de los brazos de una cuidadora casi en exclusiva para ella, alguien que le había dado mucho cariño. Marta es una niña especialmente desconfiada, le cuesta aceptar a extraños, no se abre a la gente hasta que la conoce. Estuvo llorando los 18 días que estuvimos en China, a todas horas, por la noche se dormía sentada en la cuna llorando, hasta que se caía hacia un lado, y cuando su padre y yo ya habíamos caído dormidos y agotados... nos dormíamos con ella llorando al lado de nuestros oídos, no podíamos más.

Marta tardó casi 3 meses en echar su cabecita en mi hombro, nunca permitió que le diéramos un biberón en brazos o que la durmiéramos meciéndola. No quería contacto físico, pero sí visual, no permitía que yo desapareciera de su ángulo de visión, no quería verse otra vez separada de esa persona que la cuidaba y abrazaba. Hasta que no pasó bastante tiempo no llegué a comprender realmente el sufrimiento de mi hija, quizá porque al principio mi propio sufrimiento no me permitía ver con claridad las cosas, y quizá porque las cosas se ven con más nitidez con el paso del tiempo, cuando se pueden ver desde lejos, de forma más objetiva.

Marta hoy en día es mimosa, dulce como un bombón, graciosa que te mueres de la risa con su forma de hablar y gesticular... pero algo sigue sin cambiar, no la pongas delante de un desconocido, porque entonces no conseguiremos que salga de detrás de mis piernas.

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